Ejercicio de confinamiento nº 36. Antígona frente a Polinices muerto (N. Lytras)
Ejercicio de confinamiento nº 36. Antígona frente a Polinices muerto (N. Lytras), 2020
Sobre la obra de Nikiphoros Lytras "Antígona frente a Polinices muerto" (1865), óleo sobre lienzo, 100x157 cm. National Gallery. Atenas.
Acuarela sobre papel.
30 cm. x 40 cm.

Cuando Yocasta se enteró que Edipo, su esposo actual con el que tenía dos hijos, Eteocles y Polinices y dos hijas, Antígona y Eurídice, era en realidad su primer hijo al que su primer marido abandonó en el bosque, se ahorcó de vergüenza. Edipo por enredos del destino, sin ser consciente de su parentesco había matado a su padre y casado con su madre, cuando vio muerta a Yocasta, castigándose a sí mismo, cogió un alfiler del vestido de su esposa y se lo clavó en los ojos, quitándose la vista. Entonces su yerno Creonte asumió el trono y desterró a Edipo. Edipo se marchó recibiendo la burla de sus dos hijos a los que maldijo sentenciando que se matarían uno al otro. Solamente Antígona tuvo piedad de él y acompañó a su padre, ciego y pobre en su peregrinar, hasta que llegaron a Colono, un barrio de Atenas donde murió. Entre tanto los hermanos decidieron que tenían derecho a reinar como hijos de Edipo. Su tío Creonte accedió y decidieron que un año reinaría uno y al siguiente reinaría otro. Pero a Eteocles le gustó mucho el poder y no quiso abdicar incumpliendo así el acuerdo que tenía con su hermano. Polinices se enfadó muchísimo y Eteocles lo desterró para no tener un enemigo cerca. Polinices se marchó a buscar aliados para hacerse con el trono. Formó un ejército que declaró la guerra a Tebas sitiando la ciudad, tal como cuenta Esquilo en su célebre tragedia “Los Siete contra Tebas”. En la batalla los dos hermanos se mataron uno a manos del otro, tal como predijo su padre y hermano Edipo. Al morir los dos líderes se hizo la paz y Creonte nuevamente volvió a reinar. Lo primero que ordenó fue que en castigo por sitiar la ciudad, el cuerpo de Polinices no recibiera sepultura y se dejara fuera de las murallas para que fuese devorado por los cuervos y los perros bajo pena de muerte si no se cumplía su mandato. Antígona había vuelto a Tebas cuando murió su padre y se enteró de la orden de su tío. Ella no podía aceptar que el cuerpo de su hermano no recibiera sepultura, pues para los griegos antiguos el alma vagaría sin descanso durante toda la eternidad si no recibía sepultura, entonces rebelándose contra Creonte, en la oscuridad de la noche enterró el cuerpo de su hermano y realizó los ritos funerarios necesarios para el descanso de su alma. Cuando se enteró Creonte la condenó a ser sepultada viva en una cueva, y ante ese destino Antígona se suicida ahorcándose, como hizo su madre Yocasta. Y así termina la estirpe de Edipo, en la que la desgracia es la protagonista desde antes de nacer él, y eso que paro aquí, pues si seguimos leyendo a Esquilo la muerte de Antígona provoca una explosión de mal rollo tremenda y mueren o se suicidan casi todos los actores de esta tragedia, incluso el apuntador.

Esta obra fantástica e inquietante de Lytras representa el momento en que Antígona amagándose en la negritud de la noche se acerca al cuerpo sin vida de su hermano, tendido en el suelo, para hacerle los honores funerarios. La oscuridad de la escena hace presagiar el espeluznante final de la historia. El color del cielo y el contraluz de la figura de Antígona son espectaculares.

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