Seguimos con Ariadna. Cuando despertó y se encontró sola en la isla de Naxos entendió que Teseo la había abandonado. Pero su tristeza duró poco pues tuvo la suerte de que la encontrara el dios del vino y del amor Dionisos o Baco. De este episodio dice Filostrato el Viejo: “Dionisos se acerca a Ariadna ebrio de amor…en cuanto a Teseo, él también está enamorado, sí, pero del humo de su patria, Atenas, y ya no conoce a Ariadna…”

En esta tela maravillosa Tiziano representa a Dionisos-Baco dando un salto espectacular desde su carro y a Ariadna que señala el barco donde se aleja Teseo, no sabemos si pidiéndole ayuda o su gesto es de sorpresa. Algunos autores dicen que el gesto de Baco es violento, pero parece que más que violento es de urgencia por acudir rápidamente a socorrer a Ariadna. De cualquier forma el resultado es una escena donde todo está en movimiento, como si fuera una instantánea: Baco en el aire y su túnica revoloteando, las vestiduras de Ariadna en movimiento por la brisa marina, el perro que ladra al pequeño fauno que nos mira con su capa también ondeando…y toda la comitiva que sigue al paso. Solamente están quietos los dos leopardos que arrastran el carro. Como adelanto en la historia de la pareja, Tiziano ha puesto en la esquina superior izquierda la Corona Boreal, que será la constelación en que se convertirá la corona de oro que en sus nupcias regalará a Ariadna.

En cuanto al ánfora de oro que ha colocado en la esquina inferior izquierda, podría ser evocación de otra historia, y representar el ánfora de oro que Dionisos regaló a Tetis en su boda con Peleo y que terminó siendo el recipiente de las cenizas de Aquiles, hijo de ambos, donde las depositaron después de lavarlas con vino.