Ejercicio de confinamiento nº 24. Hércules desvía el cauce del río Alfeo (Zurbarán)
Ejercicio de confinamiento nº 24. Hércules desvía el cauce del río Alfeo (Zurbarán), 2020
Sobre la obra de F. Zurbarán “Hércules desvía el cauce del río Alfeo” (1634), óleo sobre lienzo, 133x153 cm. Museo del Prado. Madrid
Acuarela sobre papel.
40 cm. x 30 cm.

Hace unos días en “El origen de la Vía Láctea” contaba cómo Zeus intentó dar de mamar a su hijo Heracles o Hércules, pues lo había engendrado con una mortal y quería que se convirtiera en inmortal bebiendo la leche de su esposa Hera diosa consorte. Zeus tenía grandes planes para este hijo concebido especialmente para ser un héroe y le llamó Heracles o Hércules en honor a Hera intentando con eso que la diosa le tuviese menos manía, pero no fue así, Hera siempre complicó la vida de Heracles. Cuentan que fue educado siguiendo la tradición helenística enseñándole poesía, música y las bellas artes, pero sus dedos no estaban hechos para la lira, si no para agarrar un palo o para pelear. Heracles era demasiado bruto, por eso no sorprende que la primera persona que matara fuese su maestro de música que era hermano de Orfeo. Heracles le dio con la lira en la cabeza cuando éste le pidió que le cantara canciones bellas. Cuando fue mayor se dedicó a pasear por el mundo haciendo proezas que resolvía con su fuerza e inteligencia. Un día liberó a la ciudad de Tebas del pago de los impuestos atacando de improviso a los recaudadores. El rey de Tebas se lo agradeció dándole por esposa a su hija Megara, que le dio tres hijos. Durante un tiempo estuvo Heracles tranquilo y en paz ocupándose de su familia, no necesitaba hacer proezas, era feliz. Pero a Hera que lo vigilaba desde el Olimpo no le complacía que su enemigo se encontrase así de bien, y le envió la locura, que de inmediato se apoderó de él, teniendo su primer ataque de demencia. Y es que en una tarde cualquiera miró a su mujer y a sus hijos y en vez de ver sus caras amables y queridas vio a una leona unas hienas que amenazaban su hogar. Sin pensarlo dos veces mató a golpes a la leona y estranguló a las hienas. Cuando estaban inertes en el suelo comprendió lo que había hecho y salió corriendo y en medio del campo maldijo su vida, maldijo su fuerza y gritó a los dioses: Qué puedo hacer para liberarme de esta terrible culpa! El oráculo le dijo que debía ponerse en marcha y buscar al rey más cobarde, ignorante y mezquino que existía, llamado Anquises y ponerse a su servició y hacer todo, todo lo que le pidiera. Euristeo se inventó doce trabajos imposibles de realizar por humanos, pero de los cuales Hércules salió airoso. Después de resolver los cinco primeros encargos que le hizo, el rey Anquises quiso humillar a Heracles haciéndole limpiar los establos de un vecino que tenía más de tres mil vacas cuyo estiércol llenaba el recinto de tal modo que no se podía utilizar apestando todos los alrededores. El plazo para limpiarlos que le dio Anquises fue de un día. Así que Heracles pensó que su fuerza no iba a servirle de mucho, que tenía que buscar otra estrategia. En eso recordó que cerca de los establos pasaba el rio Alfeo, entonces desvió su cauce haciéndolo pasar por los establos y dejándolos limpios como nunca habían estado. Este trabajo de Heracles es muy especial pues no solo usa la fuerza si no también la inteligencia y ha quedado reflejado en la tradición de cuentos de hadas de nuestra cultura.

Esta fantástica obra de Zurbarán, en una puesta en escena con los mínimos elementos pero de forma contundente, nos muestra un Heracles/Hércules que a pesar de su poderosa anatomía y de su postura un poco desafiante, no parece un héroe, no está idealizado, estamos viendo a un modelo masculino bien formado, pero eso, un hombre, no un dios.

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