Ejercicio de confinamiento nº 15. La caída de Faetón (Eyck-Rubens)
Ejercicio de confinamiento nº 15. La caída de Faetón (Eyck-Rubens), 2020
Sobre la obra de Jan Carel van Eyck y Rubens "La caída de Faetón" (1636-38), óleo sobre lienzo, 197x180 cm. Museo del Prado
Acuarela sobre papel.
40 cm. x 30 cm.

Faetón era hijo de Helios o Apolo, el rey del sol y de una ninfa llamada Climene, pero no estaba muy seguro de sus orígenes y su madre lo envió a Helio para que le preguntara a él. Faetón pidió a su padre que si verdaderamente era su hijo le concediera un deseo. Helios prometió concederle lo que pidiera. El chico entonces expresó su deseo de conducir por un día el carro sagrado de su padre, el Sol. Helios le rogó repetidas veces que pidiera otra cosa pues el Sol era muy difícil de conducir, pero Faetón insistió e insistió y su padre a pesar de saber el final trágico de esa aventura tuvo que concederle el deseo pues lo había prometido. La diosa Aurora se encargó de preparar el carro y tan pronto subió al carro y cogió las riendas, los caballos se dieron cuenta de que Faetón no era el auriga de siempre y se lanzaron locamente a la carrera desbocados, haciendo perder las riendas a Faetón. El carro subió y subió y los mares y ríos se helaron, luego comenzó a bajar excesivamente y se evaporaron los ríos y mares, convirtiendo una parte de África en desierto, quemó los bosques y la piel de los africanos que desde entonces fue negra. Zeus cuando se percató del desastre lanzó un rayo al carro y Faetón cayó de él muriendo. Ovidio en su Metamorfosis cuenta este final: “...blandiendo un rayo junto a su oreja derecha lo lanzó contra el auriga y le arrojó de la vida y del carro, y con cruel fuego apagó el fuego.” La estela de la carrera alocada de Faetón por el firmamento todavía podemos verla y la llamamos Vía Láctea.

Esta obra de Jan Carel van Eyck está realizado sobre un boceto de Rubens que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Bruselas. Aquí Rubens representa el momento trágico en el que el rayo de Zeus, en la esquina superior derecha, alcanza al carro espantando todavía más a los caballos ya desbocados, haciendo caer a Faetón al abismo. Como el punto de vista está situado de frente, la escena la vemos a nuestra altura, pero entendemos que se produce en los cielos porque el horizonte y el paisaje están dibujados muy por debajo.

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