Pan era un semidiós griego que vivía en los bosques, al que le gustaba perseguir a las ninfas y muchachas para obtener sus favores amorosos, era el dios de la fertilidad y sexualidad masculina, cazador y músico, formando parte del cortejo de Dionisos o Baco, el dios del vino. Personificaba la naturaleza salvaje y de ahí también el terror irracional, el pánico.
También era el dios del viento suave del amanecer y del atardecer. Una tarde cuando soplaba la brisa vio a Siringa, una náyade de Arcadia, que se encontraba cazando por el bosque y se abalanzó sobre ella. Siringa huyó corriendo perseguida por Pan hasta que llegó a la orilla de un río y viéndose acorralada pidió ayuda a sus hermanas, las ninfas, que la convirtieron en un cañaveral: Cuando Pan creía que ya la había pillado cojiéndola por la túnica, solamente pudo abrazar un manojo de cañas, pero estas cañas emitían un rumor tan delicioso que decidió formar con ellas un instrumento musical de viento, una siringa o zampoña. Por ello se representa a Pan tocando la flauta.