El horizonte en La adoración de la Trinidad de Albrecht Dürer (1511)

Categorías del artículo: Horizontes pictóricos

Albrecht Dürer (1471-1528). La adoración de la Trinidad (1511). Temple sobre madera 135x123 cm. Kunst Historischen Museum de Viena. link.

En el medioevo se consideraba que dios era el centro del Universo y que cualquier fenómeno físico se explicaba religiosamente. Este teocentrismo consideraba que el cielo y la tierra eran la misma cosa, pues todo formaba parte del orden divino; sin embargo el antropocentrismo del Renacimiento daba al hombre, por su inteligencia, una participación en la obra de Dios y en la Naturaleza, convirtiéndolo en la medida de todas las cosas y el centro de la Creación.

Aunque en el Renacimiento los cielos todavía se consideraban de naturaleza desconocida y fundamentalmente distinta al mundo de aquí abajo, la confianza en la capacidad de comprensión del ser humano los despojaron de su significación siniestra, común durante el medioevo, para habitarlos con seres espirituales, generalmente gloriosos.

El cielo deja de ser representado como una superficie abstracta y se muestra habitado de seres celestiales de apariencia no muy diferente de la humana, apoyados en las nubes, como si éstas fueran el suelo sólido de ese espacio espiritual o místico. El horizonte, o la línea del cielo, aparece en composiciones en las que establece el límite, no solo de la visión sino también de un espacio terrenal y otro divino, creando dos o más espacios figurativos: uno la dimensión terrenal y otro la espiritual.

En esta obra de Durero vemos, ocupando una parte ínfima del cuadro, un paisaje serenísimo con un horizonte visual dibujado de forma que la vista viaja a través del camino hacia adentro, sin obstáculos, como si mirásemos de verdad el límite del mundo, para volver sobre sí misma y entrar en la contemplación de la “gloria de Cristo” con toda una amalgama de santos y seres divinos. Durero da al horizonte una pequeña curvatura y repite esa curvatura más acusadamente en la colocación de la primera fila de los personajes.

El efecto de dos dimensiones está sugerido porque los personajes están pintados desde un punto de vista frontal, pues si toda la escena representadafuese una única visión, los personajes deberían de estar pintados con un punto de vista muy bajo, con perspectiva "de sotto in su", es decir de abajo arriba, como en esta imagen de un fresco de Correggio.

Antonio Allegri da Correggio (1489-1534). Visión de San Juan Evangelista en Patmos (1520-4) Iglesia de San Juan Evangelista en Parma. Fresco. link.

Artículos relacionados

El territorio en escorzo. El horizonte y los ítems de la visión monocular I.
En la evolución del arte arcaico a arte mimético, la representación del horizonte es el elemento clave para apreciar la madurez de la pintura ilusionista.
Los últimos románticos. El legado romántico en el siglo XX.
El camino de búsqueda de un lenguaje visual para expresar el sentimiento trágico de la vida que iniciaron los artistas románticos del siglo XIX lleva a algunos artistas del siglo XX a dar una vuelta de tuerca más a las características del paisaje romántico y transcendente, llegando a la más absoluta abstracción del expresionismo abstracto y del neoexpresionismo.
Horizontes transcendentes III. Víctor Hugo (1802-1885)
La búsqueda de fórmulas y procesos para comunicar conceptos y sentimientos era una de las constantes de los artistas románticos. Se recuperó la frase de Leonardo: "Cuando miras un muro viejo cubierto de suciedad, o la extraña apariencia de una piedra veteada, podrás descubrir cosas variadas, como paisajes...".
Horizontes transcendentes II. J.M.W. Turner (1775-1851)
Si las obras de Friedrich contemplan la Naturaleza eternamente en reposo convertida en algo místico, para Turner la Naturaleza es una fuerza en continuo movimiento y sus obras hacen eterno el instante.
Horizontes transcendentes (I). Caspar David Friedrich (1774-1840)
Los artistas románticos nos enseñaron a apreciar la belleza de la Naturaleza y a disfrutar con la contemplación del paisaje.
Los horizontes de Guardi. El mundo no sólo es redondo, se ve redondo
Guardi (1712-1793) utiliza el horizonte como signo gráfico que define la experiencia visual, representándolo como un arco, parte del límite de la visión natural, circular y panorámica, del ser humano. ¡Fantástico! sin duda.
Horizontes privados
En la Edad Media el arte abandonó por anticuado el estilo ilusionístico de la pintura grecorromana y adoptó nuevas estrategias, pues ya no pretendía ser la transcripción gráfica de una experiencia visual, sino que se trataba de mostrar “la verdad” de las cosas.
Horizontes formidables
Desde tiempos inmemoriales el contemplar el horizonte desde un punto alto sigue siendo fascinante. Ejerce tanta seducción que es una de las características de los llamados deportes de riesgo. De cualquier forma continúa siendo placentero y emocionante cuanto más alejado lo veamos.
Cielos divinos
En el Renacimiento el arte se vuelve más naturalista buscando reproducir una experiencia visual y los cielos dejan de ser representados como una superficie abstracta, adquieren materialidad y se muestran habitados por seres celestiales de apariencia no muy diferente a la humana, apoyados en las nubes como si éstas fueran suelo sólido de ese espacio espiritual o místico.
El ojo divino y los horizontes celestes
Continuando mi última entrada en el blog sobre los “Límites del cielo” quiero proponer dos imágenes que no buscan ilustrar una teoría de cómo es o cómo funciona el Cosmos, sino que los horizontes celestes se han convertido en un recurso gráfico que nos remite a la inmensidad de la Creación y al Creador mismo.
Horizontes celestes. Los límites del cielo
La visión del cielo como una gran bóveda que cubre el mundo hunde sus raíces en el tiempo, en este artículo propongo una serie de imágenes que ayudan a comprender un tipo de iconografía antigua y no tan antigua.
El horizonte y Lawrence Alma-Tadema
Este pequeño grabado forma parte de la colección de un conciudadano y está previsto que se exponga, junto con más obras, en la muestra que organizará el Ayuntamiento y Museo Municipal de Jumilla y la colaboración de la Asociación Cultural Hypnos bajo el título "El grabado en las colecciones de Jumilla" cuando puedan utilizarse los espacios expositivos de la ciudad.
Horizonte y las "Carceri d'invenzione" de G.B. Piranesi (1720-1778)
La serie de grabados al aguafuerte sobre plancha de cobre "Carceri d'invenzione" (Prisiones imginarias) de Giovanni Battista Piranesi, reproducidos en serigrafías antiguas, forman parte de la colección de grabados de Evelio Miñano y está previsto que se expongan, junto con más grabados, en la muestra que organizará el Ayuntamiento y Museo Municipal de Jumilla, con la colaboración de la Asociación Cultural Hypnos, bajo el título "El grabado en las colecciones de Jumilla" cuando puedan utilizarse los espacios expositivos de la ciudad.
El cielo habitado. Fanes (siglo II a.C.)
Las bandas circulares desde tiempo inmemorial han representado las esferas celestes de la concepción geocéntrica del universo; también ilustran la creencia de que el cielo es una bóveda que nos envuelve, simbolizando así los límites del cielo.
El horizonte en la Crónica de Nurenberg (1493)
En nuestra cultura occidental las tradiciones evocan un principio creador que está por encima de todas las cosas, estando el horizonte presente en los mitos más primitivos, siempre ligado a la idea de fin e inicio de algo cósmico de gran importancia para el hombre.
El horizonte y el Papiro de Jonsu-mes (siglo 10 a.C.)
El horizonte puede ser algo más que una línea que representa el límite de nuestro mundo visible también puede significar la frontera entre lo que es y lo que no es, simbolizando un límite temporal trascendente en el devenir humano.
El horizonte y Et sic in infinitum de Robert Fludd
En este artículo reflexiono sobre la representación de un Universo infinito en el que no cabe un horizonte.
El horizonte y Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Beato de la Universidad de Valladolid
En la decadencia del imperio romano el arte volvió a retomar su antigua tendencia esquemática olvidándose de sus referentes naturales para incidir nuevamente en los contenidos simbólicos, iniciándose un proceso de abandono del mimetismo que culminó en la Edad Media.
El horizonte y la pintura pompeyana. Narciso
Ovidio en La metamorfosis cuenta que Narciso era un joven bellísimo, al que muchas jóvenes desearon, aunque, dice Ovidio, “hubo en su tierna hermosura tan dura soberbia que ninguna lo conmovió”, ni siquiera Eco, que llegó a morir de melancolía y desamor.
El horizonte en Ovidio entre los escitas de E. Delacroix
Ovidio llevó una vida desahogada en Roma, repartiendo el tiempo entre la vida mundana y la composición de sus poesías. Pero en el año 8 d.C. esa existencia urbana acabó bruscamente. Augusto lo desterró a Tomis, a orillas del mar Negro, actualmente una pequeña ciudad llamada Constanza, en Rumanía. Ya nunca pudo volver a Roma, y murió desterrado y olvidado en el año 17 d.C.