El horizonte y el Papiro de Jonsu-mes (siglo 10 a.C.)
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El horizonte puede ser algo más que una línea que representa el límite de nuestro mundo visible donde termina lo visto y se inicia lo que no vemos, lo intuido, lo imaginario o lo fabuloso; también puede significar la frontera entre lo que es y lo que no es, entre el ser y no ser, simbolizando un límite temporal trascendente en el devenir humano.
Una de las representaciones del horizonte más antigua que hemos visto se encuentra en el papiro de Jonsu-mes, datado en el siglo décimo antes de nuestra era y conservado en el Kunsthistorischen Museum de Viena. En uno de sus fragmentos vemos a un lado a Hades (la Noche) que al anochecer toma el sol con las manos para a la mañana siguiente dejarlo ir otra vez, constituyendo un paréntesis que encierra la existencia humana, un lapsus de tiempo que tanto puede contener un sólo día como toda una vida.
En esta representación se entiende el horizonte como punto crítico en el destino individual, umbral entre la vida material y “la otra”, portal en el tránsito hacia la muerte. Este valor metafórico trascendente continúa vigente en nuestro tiempo, como bien expresa José Mercé cuando canta La tía María, un fandango de El Gloria:
...A mirar y contemplar,
cómo su horizonte viene,
y el horizonte que tiene
acariciándola está.
No tarda en que se la lleve.