Horizonte y las "Carceri d'invenzione" de G.B. Piranesi (1720-1778)
Categorías del artículo: Horizontes pictóricos
La serie de grabados al aguafuerte sobre plancha de cobre "Carceri d'invenzione" (Prisiones imginarias) de Giovanni Battista Piranesi, reproducidos en serigrafías antiguas, forman parte de la colección de grabados de Evelio Miñano y está previsto que se expongan, junto con más grabados, en la muestra que organizará el Ayuntamiento y Museo Municipal de Jumilla, con la colaboración de la Asociación Cultural Hypnos, bajo el título "El grabado en las colecciones de Jumilla" cuando puedan utilizarse los espacios expositivos de la ciudad.
Piranesi fue un arquitecto veneciano que quedó fascinado por la antigua grandeza de Roma, dedicando la mayor parte de su vida al estudio de la arquitectura clásica y ruinas monumentales, aunque el único trabajo que realizó como arquitecto durante toda su vida fue la decoración de la fachada de Santa María del Aventino, propiedad de la Orden de Malta, llenando los fríos bloques de piedra lisa de blasones y grutescos dándole una apariencia más amable. Su pasión por las antigüedades le llevó a dedicarse a la arqueología, a la venta de la mismas y a promover un plan urbanístico de remodelación de Roma basado en la monumental arquitectura romana antigua, aunque su éxito y fama fue debida a su trabajo como grabador, realizando series de vistas de monumentos antiguos, repertorios de objetos decorativos, mobiliario, arquitecturas efímeras e inventadas, tipografías y un largo etcétera; en el catálogo completo de Piranesi editado por Taschen vemos ¡¡1.024 grabados!!
Era de carácter vehemente, entregado y algo violento; para hacernos una idea cito a Marguerite Yourcenar "Cuenta la leyenda que Piranesi conoció a su esposa en las ruinas entonces noblemente desiertas del Foro, en donde su hallaba dibujando aquella tarde y la tomó por mujer tras haberla poseído en el acto en aquel suelo consagrado a la memoria de la antigüedad... creyendo ver en ella el tipo más puro de mujer romana..." Hay otras teorías sobre su matrimonio pero no contradicen a ésta. Tuvo tres hijos que continuaron su trabajo sin genialidad.
Los grabados de "vedute" o vistas de Roma son sus obras más reconocidas. Han sido tan influyentes que alteraron la percepción del mundo clásico en toda Europa y cualquier representación de ruinas posterior a él ha pasado por su filtro visual. En ellos desarrolló un lenguaje expresivo que ya se practicaba en pintura hacía años pero no en el grabado, uniendo la fidelidad al modelo a la emoción expresiva y cualidad atmosférica, con un estilo "sucio" muy diferente a la frialdad de los grabados de factura artesanal propios de la época.
Dibujaba al natural, de día aunque hiciera un sol centelleante y de noche a pesar del frío, comiendo frugalmente para no perder el tiempo y poder captar un efecto de luz y sombra, enfermando varias veces por trabajar a la intemperie. Fue en uno de esos episodios febriles, a la edad de veintidós años (1742) cuando grabó la primera versión de las "Carceri d'invencione" o "Prisiones imaginarias" como se conocen en castellano. Esta serie de aguafuertes sobre plancha de cobre de gran tamaño (54x41 cm aproximadamente) poco valorada en su tiempo, ha venido constituir para la crítica de arte moderna la obra más interesante de Piranesi y una de las que más ha influenciado en el arte moderno y contemporáneo, precursora del Romanticismo, modelo de artistas grabadores expresionistas tanto del siglo pasado como contemporáneos. La primera edición de 1749-1750, consta de catorce planchas que incluyen una portada en la que se indica que están publicadas por Bouzard, una segunda edición editada en 1751-54 en la que se corrige Bouzard por Bouchard y la edición definitiva en 1761 a cargo del propio Piranesi a la que añade dos planchas más, la "Carceri" II y la V.
Es interesante observar las diferencias entre la primera edición de las planchas y la última impresa por el propio Piranesi después de trabajarlas más. Los cambios que más destacan es que en la edición definitiva Piranesi ha disminuido los espacios claros, aumentado los rincones oscuros y multiplicando las sombras con trazos que permiten un entintado más generoso y los artefactos que podían contemplarse como artilugios de construcción (vigas, grúas, poleas, etc.) se han convertido claramente en instrumentos de tortura. El artista casi veinte años después de realizar la primera versión de las planchas las vuelve a grabar para darles mayor dramatismo y acentuar su pulso trágico.
Pero ¿como consigue Piranesi dar a estos espacios una sensación inquietante de delirio y alucinación? Contribuye en gran medida la diferente escala de representación de los personajes (la mayoría pequeñísimos, perdidos como hormigas entre esos muros titánicos) y la perspectiva de las construcciones y otros elementos; por ejemplo los goznes de las cadenas son enormes comparándolos a los hombres que sujetan o algunas barandillas son también desproporcionadas. Utiliza por tanto al menos dos horizontes para construir el espacio y lo que contiene; es decir sitúa su punto de vista unas veces a una distancia y otras veces a otra, como ocurre en las imágenes oníricas. También es remarcable el tratamiento uniforme que da a lo representado, otorgándole a todo la misma cualidad matérica: hombres, máquinas, piedra, hierro, cielo...
En estos grabados podríamos decir que el protagonista es el espacio, opresivo a pesar de la grandiosidad de las perspectivas, pero es la piedra la verdadera protagonista; la piedra en la que Piranesi ha convertido toda la escena: torturados, torturadores, cadenas, maderas, humo... incluso el cielo, que cuesta reconocer, congelando un instante de horror en una visión intemporal y eterna.
Curiosamente la contemplación seguida de estos grabados me producen (como a Marguerite Youcenar) un efecto hipnótico, pues me da la impresión que los personajes cambian de lugar entre una ojeada y otra. Realmente fascinante.